En estos días de calor es común que esos anillos que se usan durante todo el año no entren o, si lo hacen, sea muy difícil sacarlos de las manos. Es que los dedos se pueden hinchar en verano y las manos así se sienten más grandes para calzar, incluso, aquellas piezas que en invierno pueden llegar a resbalar y perderse.
Una de las razones de este fenómeno es la formación de edema, que “es una acumulación de líquido intersticial, es decir, una acumulación excesiva de líquidos en los tejidos. Si bien el edema puede afectar cualquier parte del cuerpo, se puede observar con mayor frecuencia en las manos, los brazos, los pies, los tobillos y las piernas”, afirma Ana Abalos, médica clínica (M.N. 75224), jefa médica en Vittal.
El líquido excedente se ubica por fuera de los vasos -sistema circulatorio- en el tejido intersticial. “Es importante acudir al médico para que sea él quien identifique la causa, ya que también puede ser síntoma de una afección grave, como enfermedades cardíacas, renales, pulmonares o hepáticas”, aconseja Abalos.
En los casos de que no se esté frente a ninguna patología la pregunta que se hacen quienes lo viven es ¿por qué sucede especialmente en verano? “Los edemas son más frecuentes en verano, con las temperaturas más cálidas, que hacen que los vasos de nuestra piel estén más vasodilatados como para enfriarnos”, asegura el médico clínico Ramiro Heredia (M.N. 117882) de Medicina Interna del Hospital de Clínicas.

Las altas temperaturas que alcanzan los días estivales, al causar dilatación en los vasos sanguíneos, hacen que la sangre fluya más lentamente. Así, “la sangre se acumula en los capilares, sube la presión local y los líquidos se vierten más fácilmente a los tejidos”, detalla Abalos.
Puede suceder que el cambio se observe en cuestión de horas o de un día para el otro. “El edema puede generarse en horas, pero más frecuentemente en días y responde a distintas causas, en las que, por alguna razón, el líquido tuvo que salir de los vasos al tejido circulante”, añade Heredia.
La adopción de ciertos hábitos puede contribuir a sostener la problemática. Estos son: el exceso de sal en las comidas, llevar una vida sedentaria, tomar poco líquido, pasar muchas horas del día de pie o sentado, la ingesta de ciertos fármacos y los cambios hormonales que se producen durante el embarazo o en el ciclo menstrual.
La Fundación Española del Corazón indica, como tratamiento para los edemas, seguir una dieta baja en sodio.
En lugar de sal, “se utilizarán hierbas, especias, limón, vinagre y aceites aromatizados con ajo u orégano para potenciar el sabor de las comidas”. Como el sodio retiene agua, cuanta más sal se agregue a las comidas, más agua se retiene.

“Una de las principales fuentes de sodio es la sal de mesa, aunque la mayor parte de la ingesta de sodio de nuestra alimentación no proviene de ésta, sino de los alimentos procesados. Por lo tanto, es fundamental evitar el agregado de sal en las comidas y en alimentos, por ejemplo, en las conservas y los embutidos”, recomienda la médica clínica.
En este sentido, la Fundación Española del Corazón se inclina por el consumo de alimentos naturales, como “las frutas, las verduras, las legumbres, las carnes y los pescados frescos; así como debemos leer las etiquetas de los alimentos comerciales y seleccionar aquellos con menor contenido sódico”, apunta.
Para evitar el edema en las manos se aconseja, además de reducir el consumo de sodio, consumir productos frescos, beber entre un litro y medio y dos de agua a diario y realizar ejercicios todos los días para favorecer la circulación sanguínea.