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Nacional Entre Ríos

Femicidio en Concordia: la obsesión de “Charly” y el último chat con su víctima antes de matarla

Valeria Leoncino estaba convencida de que Carlos Passarella le había clonado el celular para acceder a sus imágenes y conversaciones. El drama de la víctima relatado por su mejor amiga
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Valeria Leoncino y Carlos Passarella

Valeria Leoncino y Carlos Passarella se habían conocido en 2019 en Concordia, Entre Ríos, la ciudad donde ambos vivían. Ella trabajaba en un local de ropa que quedaba enfrente de una tapicería, de la que él era el dueño. Passarella se acercó tímidamente a ella, se hicieron amigos y cuando se ganó la confianza de su círculo íntimo le confesó que estaba perdidamente enamorado. Valeria le aclaró: “O somos amigos o no somos nada”.

Passarella aceptó sus condiciones con tal de tenerla cerca y poder compartir salidas, cenas, tardes de mates y juntadas. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, él notaba que ella no cambiaba de opinión.

“Siempre demostró que quería el bien para ella, ayudándola en todo. Lo incluimos en el grupo enseguida y hasta conoció a la familia de Valeria. Parecía una persona normal pero era un psicópata, un lobo disfrazado de cordero”, recordó Daiana Kalbermatter, una de las mejores amigas de la víctima.

El lunes último, Passarella mató a Valeria de tres disparos tras esperarla en la puerta de su casa. Luego, escapó en Ford Fiesta blanco y se quitó la vida con un tiro en la frente. Un día después del crimen, el fiscal en turno de Concordia, José Farías, confirmó a la prensa local que Valeria “fue atacada por un hombre evidentemente obsesivo, con un interés hacia la chica, o pretendiendo formar una relación y, ante el rechazo, encuentra este camino, quitar la vida, porque no admite otra posibilidad”.

La pesadilla comenzó en 2022 con varios hechos aislados, que no parecían tener conexión entre sí, hasta que Valeria empezó a atar cabos y todos las sospechas condujeron a “Charly”, el apodo del femicida.

En octubre de ese año, la víctima fue sorpresivamente despedida de la dietética donde trabajaba. La indemnizaron y no le dieron ningún motivo. Al ver su desesperación, “Charly” le ofreció trabajar en una cortinería que también era de su propiedad y ella aceptó.

Al poco tiempo, Valeria se encontraría con una sorpresa sumamente desagradable.

“A principios de noviembre del año pasado, nos enteramos de la existencia de un perfil falso de Instagram, donde se subían fotos íntimas de Valeria. El nombre de usuario era un pseudónimo por el cual la llamaba un chico con el que había salido bastante tiempo. La descripción decía que era una cuenta secundaria de Valeria Leoncino, se autodefinía como una ‘nena muy atrevida’ y detallaba que trabajaba en una dietética”, relató Daiana.

Muchas de las fotos que ilustran el feed fueron tomadas por Valeria misma, donde se mostraba con lencería sexy. “Esas imágenes pertenecían a un chat que había tenido con un ex novio. Por eso, primero sospechó de su ex y fue a denunciar el hecho ante la Fiscalía de Género de Concordia”, explicó su amiga.

Al analizar las publicaciones, Valeria descubrió que las fotos no tenían descripciones sino muchos hashtags. Había días en que el perfil estaba en modo público y otros en privado. “Era el mismo modus operandi con el que ‘Charly’ manejaba su Instagram personal. Encontramos demasiadas coincidencias”, indicó Daiana.

El interrogante era de dónde había tomado el femicida las fotos, si es que estaba detrás de este perfil. “Con el tiempo descubrimos que le había clonado el teléfono a Valeria. Le instaló un programa espía y tenía acceso a todas sus conversaciones y galería de fotos”, se indignó Daina, una conclusión que no está corroborada de manera forense.

“También descubrimos que él la vigilaba y la escuchaba por la camarita de una notebook, que le había prestado, cada vez que ella prendía la máquina. Valeria se puso muy paranoica”, afirmó Daiana.

Según publicó el sitio elentrerios.com, desde la Fiscalía de Género de Concordia confirmaron que efectivamente Valeria había radicado una denuncia durante el mes de febrero, pero que no había sido contra su femicida. En esa instancia, según relatan, Valeria se refirió a la circulación de imágenes de su vida privada en las redes y pidió que trataran de determinar quién estaba atrás de esas publicaciones para evitar que cesaran.

Tres semanas antes del femicidio, “Charly” le había escrito por WhatsApp. Le había compartido por teléfono un recuerdo de Google Fotos en donde ella se veía echada en su sillón. Valeria se enfureció y le escribió que ya había descubierto su obsesión y le exigió que no volviera a hablarle nunca más. Lo quería fuera de su vida, de su entorno de amigos y de su familia.

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